ESTRÉS POR CALOR: Estrategias para aumentar el consumo en condiciones de estrés por calor

·         Fernando Bravo de Laguna Ortega

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Varios enfoques dietéticos o estrategias alimenticias han sido utilizados para mejorar el efecto negativo del estrés por calor con distintos grados de éxito.

Modificaciones en la composición de macronutrientes

El aumento de calor debido a la utilización metabólica de proteína bruta o fibra, es mayor que el relativo al almidón o la grasa.

El aumento de calor de la proteína bruta está parcialmente relacionado con la desaminación del exceso de aminoácidos para la síntesis de urea y con un mayor recambio proteico. Las pérdidas de calor asociadas a la utilización metabólica de la fibra digestible están principalmente relacionadas con la producción de gases, el calor de la fermentación y con la producción de ATP. La producción de ATP a partir de la oxidación de ácidos grasos de cadena corta es menos eficiente en comparación con la producción de ATP a partir de la oxidación de la glucosa.

A partir de lo anterior, se ha sugerido que dietas bajas en proteína o en fibra deberían atenuar la disminución del consumo debido al estrés térmico. Además, la reducción de la fibra dietética disminuye a su vez la densidad de la dieta lo cual estimularía el consumo.

En la práctica, disponemos de dos estrategias nutricionales principales para minimizar la reducción del consumo de energía y nutrientes bajo estrés por calor:

  1. Utilizar dietas concentradas en energía o proteína para compensar el bajo consumo de materia seca.
  2. Utilizar dietas que generen poco calor metabólico para mejorar el consumo de materia seca.

En cerdos, una reducción del contenido en proteína bruta de la dieta sin una suplementación con aminoácidos sintéticos resulta en una fuerte reducción del crecimiento debido a un desequilibrio de los aminoácidos (Renaudeau, 2008).

Renaudeau (2001) demostró un aumento numérico de aproximadamente 8 MJ en el consumo diario de energía y una reducción del 30% de la pérdida de peso en cerdas multíparas mantenidas a 29ºC utilizando una dieta con la combinación de un nivel reducido de proteína bruta (del 17,6 al 14,2%) y un aumento del contenido en grasa (+4%).

Algunos resultados indican que el equilibrio óptimo de aminoácidos para la cerda lactante cambiaría durante el estrés térmico. La composición de aminoácidos de los tejidos maternales movilizados durante el período de lactación para la síntesis de leche difiere ampliamente de la de la leche.

Utilizando este concepto, la mejora de la calidad de la proteína podría entonces ser una solución atractiva para mejorar el efecto del estrés térmico sobre la movilización de reservas corporales maternales y el rendimiento reproductivo post-destete, especialmente en cerdas primíparas.

Modificaciones en la composición de micronutrientes

El desarrollo de estrategias nutricionales para enfrentarse al estrés por calor también debe considerar los trastornos metabólicos, fisiológicos e inmunológicos inducidos por el estrés térmico. Como resultado del jadeo, el equilibrio ácido-básico de la sangre se altera en animales bajo estrés por calor.

Adicionalmente, de acuerdo con el hecho de que el estrés térmico puede inducir lesiones oxidativas, una suplementación con vitaminas y antioxidantes podría tener efectos beneficiosos sobre el rendimiento de animales bajo estrés por calor. Zhao y Guo (2005) demostraron que la suplementación con Selenio y Vitamina E mejoró la resistencia de los cerdos frente a altas temperaturas.

Estrategias alimentarias

Algunas modificaciones lógicas y relativamente simples en los programas alimenticios pueden ayudar a los animales a enfrentarse al estrés por calor. El fraccionamiento de los aportes diarios en tres comidas (en lugar de dos) puede permitir estimular a la cerda. En este caso, debemos privilegiar la distribución de alimento en los períodos más frescos del día.

Manejo del agua

El agua es un nutriente esencial para las especies ganaderas. El consumo de agua durante el estrés por calor es un factor limitante para la supervivencia y el rendimiento, puesto que el agua juega un papel fundamental en el sistema de intercambio de calor para la regulación de la temperatura y el mantenimiento del balance hídrico.

Bajo condiciones de calor, las pérdidas de agua aumentan, y el agua ingerida a través del pienso y producida por el metabolismo se reduce. Consecuentemente, el consumo de agua de bebida tiene que aumentar para cubrir las necesidades del animal bajo estrés por calor. Si además el agua es fría, también ayuda a la cerda a disipar calor, por lo que el efecto positivo será incluso mayor.

En el caso de la alimentación líquida, más que aumentar la tasa de dilución del alimento, la distribución de una comida separada solamente con agua permitirá cubrir las necesidades.

Segunda parte

Introducción:

El ganado porcino se ve negativamente afectado en las épocas en las que la temperatura es elevada.

El estrés por calor tiene un efecto no sólo de reducción del consumo de pienso, sino también modificando el propio metabolismo de la cerda, favoreciendo su supervivencia en perjuicio de la producción de leche y por tanto del desarrollo de los lechones. Recientes investigaciones han evidenciado también como el estrés por calor influye negativamente sobre la función barrera intestinal (Pearce et al., 2012).

¿Cómo podemos atenuar los efectos de las temperaturas elevadas?

– Modificaciones en las dietas:

Una de las soluciones que nos permiten atenuar los efectos negativos de la temperatura sobre la ingesta sería utilizar alimentos que presenten un bajo efecto térmico del pienso.Entre las posibles formas de actuación, se pueden considerar el aumento en el contenido en grasa y/o la reducción del contenido en fibra y proteína.

El exceso de proteína es invariablemente desaminado y excretado en forma de urea. Este proceso también genera calor, por lo que se recomienda reducir la concentración de proteína de la ración en 1 o 2 puntos y compensar con aminoácidos sintéticos.

Una de las medidas más comunes es reducir la fibra de la ración. No obstante se debe prestar atención al nivel de estreñimiento de las cerdas, añadiendo un aditivo adecuado o reequilibrando el ratio fibra soluble vs. insoluble.

Dietas con cantidades altas de grasas de buena calidad (nivel máximo 4-6%) son adecuadas para los meses de verano. Es importante aumentar también los niveles de aminoácidos y otros nutrientes, para evitar desequilibrar las dietas.

– Dietas peletizadas:

La peletización aumenta la densidad física, y también mejora la digestibilidad del pienso, disminuyendo la producción de calor metabólico con respecto a la presentación en harina.

– Alimentación líquida:

Uno de los mayores beneficios de la alimentación líquida es que las cerdas pueden alcanzar niveles elevados de consumo durante los meses de verano (hasta un 15% más en comparación con la alimentación seca).

– Adaptar la conducta alimentaria de las cerdas:

Una medida muy eficaz es el empleo de comederos automáticos para que la cerda pueda ingerir pienso en las horas del día que más le apetezca, de tal manera que pueda acudir al comedero en aquellas horas del día de menos calor como la noche o la madrugada.

– Manejo del agua de bebida:

Hemos de administrar a las cerdas abundante agua fresca (<20ºC), que ayudará a disminuir la temperatura corporal en los momentos más calurosos del día, ya que actúa como receptor del calor.

– Aditivos:

Algunos aditivos potencian la digestibilidad de los nutrientes, otros aumentan la palatabilidad, mientras que otros controlan los procesos metabólicos internos reduciendo la liberación de calor durante la digestión.

Entre los diferentes aditivos que se pueden utilizar en épocas de estrés por calor podemos citar el bicarbonato de sodio, la betaína, la zeolita sódica o la aplicación de enzimas.

Las altas temperaturas producen un elevado estrés oxidativo a nivel celular, por lo que la aplicación de antioxidantes primarios (enzimas superóxidodismutasa y catalasa,selenio orgánico como cofactor de la glutatión peroxidasa) y secundarios (vitaminas E y C) también ha demostrado un efecto positivo bajo condiciones de calor.

En las explotaciones que utilizan alimentación líquida, la aplicación de bacterias ácido-lácticas como inoculantes, y más concretamente el microorganismo Pediococcus acidilactici, se utiliza para controlar el crecimiento microbiano en el alimento, estimular el consumo de pienso y reducir la mortalidad causada por el síndrome de distensión intestinal porcina, cuya incidencia es mayor en los meses de verano.

En un estudio reciente, realizado en cámaras metabólicas, Labussière (2016, comunicación personal) encontró que el uso de la levadura viva Saccharomyces cerevisiae var. boulardii, tuvo un efecto positivo sobre el crecimiento de cerdos en la etapa de finalización, tanto bajo condiciones de termoneutralidad como de estrés térmico, a través de un incremento del consumo de pienso, conseguido mediante un aumento en la frecuencia de comidas cuando la dieta era suplementada. Estos resultados complementan trabajos previos realizados en madres en los que se había constatado el efecto positivo de la aplicación de la levadura en condiciones de estrés por calor, tanto sobre el consumo de pienso (gráfica 1) como sobre el crecimiento de los lechones durante la lactación (tabla 1).

Medidas de Alimentación para Combatir el Estrés Térmico en Broilers

Autor/es: Rafael Duran Giménez-Rico. DANISCO Regional Technical Manager

El factor medioambiental que de forma más clara controla el consumo de pienso en avicultura es la temperatura alrededor de los animales. Los pollos son animales homeotermos, es decir que han desarrollado distintos mecanismos que les ayudan a mantener una temperatura interna constante, a pesar de los posibles cambios de la temperatura a su alrededor.

La temperatura termoneutra (TN), es el rango de temperaturas entre las que el animal, es capaz de mantener ese equilibrio homeotérmico interno. Entre estas temperaturas, que de forma simplificada la situaríamos entre 20ºC-24ºC, los broilers encuentran un óptimo térmico, en el que serán capaces de espresar el mayor consumo de alimento así como su mejor conversión alimenticia. Cuando la temperatura ambiental supera el límite superior de la TN, el animal puede sufrir de estrés térmico, en las que los animales deberán utilizar todos los mecanismos posibles (nerviosos y hormonales) para evitar una hipertermia orgánica que pudiera conducirles finalmente a la muerte; todos los involucrados en la producción avícola, ganaderos, técnicos, nutricionistas, veterinarios, disponemos de diversos métodos para combatir el estrés por calor en una granja; la intención de esta revisión es repasar alguno de los métodos que se proponen desde hace tiempo desde un punto de vista alimenticio y nutricional.

1.- ¿Qué es el estrés térmico?
El equilibrio térmico del pollo es el resultado neto entre el calor que el animal produce y su disipación hacia fuera. El pollito sufrirá estrés térmico cuando tenga dificultad en mantener dicho equilibrio: calor producido y calor eliminado al ambiente. Los broilers son particularmente sensibles al estrés por calor ya que el calor metabólico que producen se incrementa al aumentar el ritmo de crecimiento, mientras que la capacidad para disipar calor no lo hace. El equilibrio térmico es un fenómeno interactivo entre el calor metabólico del broiler, la temperatura medioambiental y los procesos fisiológicos empleados en la disipación de calor.

Con temperaturas ambientales altas, entran en acción una serie de mecanismos para regular la temperatura corporal de las aves (manteniendo la homeotermia), dentro de una zona descrita como “zona termo-neutra” (Figura 1). La temperatura corporal normal de un pollo de carne es de 41ºC. Cuando la temperatura ambiental excede los 35ºC, el ave sufrirá seguramente de estrés térmico, pudiendo aumentar la temperatura corporal.

Las aves, en su esfuerzo por mantener la temperatura corporal ideal, comienzan por perder calor desde los vasos sanguíneos cercanos a la superficie de la piel, en un proceso llamado “enfriamiento no evaporativo”. Sin embargo, este mecanismo es sólo efectivo cuando la temperatura ambiente es menor que la temperatura corporal del ave.

A medida que la temperatura ambiental aumenta por encima de la zona termo-neutra del ave, se alcanza “la temperatura crítica superior” del ave (UCT, Figura 1), y el “enfriamiento no evaporativo” (conducción, convección, radiación) resulta inefectivo. El ave no puede eliminar calor hacia el ambiente que le rodea. Si la humedad relativa del ambiente es elevada, la dificultad para eliminar calor por parte del pollo se ve acrecentada.

A estas altas temperaturas, el ave comienza a jadear (“enfriamiento por evaporación”) como mecanismo para controlar la temperatura corporal. El jadeo es una manera eficaz de controlar el calor corporal, pero el ave debe recurrir a la utilización de energía para eliminar dicho calor; cuando se llega al jadeo, el broiler disminuye el consumo de alimento (para evitar aumentar el calor metabólico), se entra en menor ritmo de crecimiento y un empeoramiento del IC. En definitiva, se espera que los animales reduzcan paulatinamente su consumo de alimento al tiempo que aumenta la temparatura ambiental, ya que el calor que el pollo produce aumenta por la actividad de la propia alimentación y el metabolismo resultante de de la digestión y posterior asimilación del alimento.

Figura 1. La respuesta del broiler a los cambios de temperaturas ambientales

2.- Manipulación Nutricional durante un Estrés por Calor

Un aumento de temperatura de 32 a 38ºC en la nave redujo el consumo de pienso en 21.3 gr/ave/día y redujo el peso corporal de los pollos a las 8 semanas en 290 gramos (North y Bell, 1990). En otras experiencias llevadas a cabo por Fuller y Dale (1979), sometiendo a dos lotes de pollos a ciclos diurnos calientes – 24 a 35ºC – o fríos – 13 a 24ºC -y alimentados ad libitum, demuestran una reducción del crecimiento del lote en ambiente caliente del orden del 25%. Pero lo más interesante del experimento fue que, otro tercer lote en ambiente frío, pero con ingesta limitada – igual – a la del grupo en ciclo caliente, tan sólo ve reducido su crecimiento un 16%; es decir, el estrés térmico o la producción de pollos en ambientes cálidos empeora los rendimientos por su efecto depresor del consumo de pienso, pero además por una peor utilización del pienso.

Esta utilización se debe por un lado a las mayores necesidades energéticas de los pollos sometidas a calor para eliminar el más que posible exceso de calor corporal, y por otro a una menor digestibilidad de los nutrientes posiblemente asociada a unas mayores pérdidas metabólicas por parte del animal (Washburn, 1991 en Santomá, 1994). En el trabajo de Washburn también se menciona que los pollos sometidos a altas temperaturas (32ºC) tienen una serie de cambios metabólicos, probablemente inducidos hormonalmente, que tienden a defenderle mejor ante una situación de hipertermia, peroque acaban traduciéndose en peores características de la canal (mayor grasa abdominal y subcutánea, menor rendimiento de pechuga).

2.1- Energía y proteína
Ya se ha comentado que una menor ingesta energética por exceso de temperatura se trraduce en un descenso del crecimiento. Varios autores han demostrado que el aumento de la energía del alimento, mediante concentración energética del pienso, ayuda a sobreponer este contratiempo de forma parcial. Es muy común al realizar formulaciones prácticas en lugares de excesivo calor, el añadir un mayor porcentaje de energía en forma de aceite/grasa a la dieta; esta práctica, además, no solamente aumenta la ingesta de energía por parte del pollo, sino que además disminuye considerablemente el incremento de calor por el menor efecto metabólico de la grasa frente a los carbohidratos.

Por todo lo contrario, es decir por su efecto de dilución energética del alimento, además de por un mayor incremento de calor metabólico en el animal, el nivel de fibra en el pienso debería limitarse o reducirse al menos. Blaxter (1989) informa que el calor metabólico procedente de los carbohidratos en monogástricos es 30% superior que el procedente de grasa.

Pero cuidado con la concentración energética de la dieta, porque esta práctica puede conducir a canales de naturaleza más grasa, oleosa, especialmente en líneas de menor potencial de crecimiento (Geraert et al., 1992 en Díaz y Soto, 2002); esta misma tendencia es más clara en hembras frente a machos de una misma genética. Parecería que los niveles más adecuados de EM se sitúan entre 2900 y 3100 kcal/kg pienso, según Jaffar et al. (Díaz y Soto, 2002). EM superior a 3200 kcal/kg no son recomendables ni siquiera en situaciones de estrés térmico. El efecto que se busca reduciendo el calor metabólico al añadir grasa, se asocia con frecuencia a una mayor ingesta energética, que en la mayoría de los casos puede resultar peor; Belay y col (1993) evaluaron estas modificaciones en el pienso, centrándose en la supervivencia de los pollos y la calidad de sus canales. Los resultados aparecen en la tabla 1 y en la 2.

Tabla 1. Efecto de la concentración energética en pollos desde 4-7 semanas, alojados en condiciones de Termoneutralidad (TN) y de Estrés Térmico Cíclico

* P<0.05
** P<0.01
*** P<0.001

Tabla 2. Efecto de la concentración energética en pollos desde 4-7 semanas, alojados en condiciones de Termoneutralidad (TN) y de Estrés Térmico Cíclico

* P<0.05
** P<0.01
*** P<0.001

Pero además de a la energía, se debe prestar atención al equilibrio aminoacídico durante una situación de estrés térmico. Si decidimos aumentar el nivel de EM de la dieta, no podemos dejar de aumentar proporcionalmente el resto de nutrientes. Y sin embargo, en esta situación de calor, se recomienda reducir los niveles de proteína bruta del alimento. Ambos procesos, aumento de aminoácidos por un lado y reducción de niveles de proteína por otro, han sido estudiados de manera extensiva. En periodos de calor, aquellas dietas con menor nivel proteico y suplementadas con lisina y metionina, dieron mejores resultados que las de elevado porcentaje de proteína (Waldroup et al., 1976 en Daghir, 1995).

Ait-Tahar y Picard (1987), en un estudio sobre necesidades proteicas de los pollos sometidos al calor, demuestran que elevar la proteína bruta hasta 26% no mejora los resultados a 33ºC frente a 20ºC; es más, si los niveles de proteína fueron aumentados sin un incremento proporcional de lisina, se produjo una reducción significativa del crecimiento y del IC. En otro estudio, al reducir la proteína desde 20% hasta 16% sin modificar los niveles de lisina ni de metionina, se mejoró la ganancia de peso durante una situación de estrés por calor, aunque al mismo tiempo tanto el IC como el rendimiento canal se vieran algo perjudicados (Alleman y Leclerq, 1997 en Díaz y Soto, 2002).

Resulta interesante señalar que la utilización de la energía de la dieta depende del nivel proteico de la misma: de esta forma, con aumentos progresivos de proteína desde 20 hasta 40%, en una prueba de Hoffman et al (1991), la eficiencia de utilización de la energía se vio afectada desde 75 hasta tan sólo 69% en pollos en crecimiento.

El nivel de proteína y el equilibrio de aminoácidos puede llegar a ser más crítico todavía que el porcentaje de energía de grasa y carbohidratos: el incremento térmico como resultado del metabolismo proteico es 25% más alto en aves frente a cualquier otro animal monogástrico (Swick, 1993).

Una forma propuesta por Waldroup (1976) para controlar el exceso de proteína y mejorar el rendimiento de los broilers durante una situación de estrés por calor, resulta de aplicar los programas de formulación al mínimo coste; en al tabla 3 se comparan los resultados de 4 métodos de formulación aplicados a pollos sometidos a calor: el tratamiento 1 se formuló sin fijar un mínimo de proteína bruta, pero cumpliendo los mínimos de aminoácidos esenciales del NRC; para el tratamiento 2 se minimizaron los excesos de aminoácidos no esenciales al reducir al máximo la proteína bruta yempleando al máximo niveles de lisina y metionina sintéticas; el tratamiento 3 se formuló con los un 110% de los mínimos de aminoácidos esenciales según el NRC y el tratamiento 4 y último, se fijaron unos mínimos de 23.3% y 20.5% de proteína bruta para el arranquey el crecimiento, respectivamente.

Tabla 3. Efecto de la formulación en pollos sometidos a estrés por calor (Waldroup y col., 1976).

El segundo tratamiento dio los mejores resultados; de manera práctica se explicaría como que se maximizo el empleo de aminoácidos sintéticos al tiempo que se redujo el nivel de proteína para cubrir los requerimientos de lisina y metionina. Esto, que ya se hizo en esta situación en 1976, marca tendencias actuales en la formulación de piensos:
reducir lo más posible el aporte de proteína bruta, prestando una especial atención a los aminoácidos esenciales para no comprometer el rendimiento de los broilers.

El pollo, además, aumentará el consumo de agua para tratar de compensar la pérdida de ésta, debida a la evaporación, pero la situación se complica por el hecho de que la capacidad del cuerpo de retener agua se reduce según aumenta el proceso de enfriamiento por evaporación. Dando agua de bebida fría puede ayudar a la reducción del estrés térmico; lo veremos más adelante.

2.2.- Minerales y Vitaminas
En pollos bajo estrés térmico se pueden dar distintos desequilibrios ácido-base. Cuando las temperaturas ambientales sobrepasan el UCT, las aves aumentan el jadeo diez veces (de una respiración normal de 25 respiraciones/ minuto a 250 respiraciones/minuto, Nilipour, 2000). Un jadeo excesivo conlleva una mayor pérdida de dióxido de carbono (CO2), aumentando los niveles de bicarbonato en el plasma y aumentando el pH de la sangre y provocando alteraciones graves del equilibrio ácido-base, del equilibrio electrolítico. Datos de la literatura indican que el equilibrio electrolítico – dEB – del alimento puede afectar los rendimientos de broilers y pavos en situaciones de calorexcesivo. El empleo de electrolitos en la alimentación de las aves es práctica ya clásica y muy efectiva; el crecimiento de broilers mejoró mediante la aplicación de agua carbonatada (Bottje, 1985, citado en Teeter, 1995) o con la suplementación con ácidos, tales como el cloruro amónico – ClNH4 – o clorhídrico – ClH -, sugiriéndose (Teeter y col., 1985) que el mantenimiento de CO2 y/o del pH sanguíneos son críticos para el crecimiento.

El ave tiende a corregir el pH alcalino de la sangre excretando el bicarbonato a través de la orina. El cambio de pH en sangre junto a las pérdidas de bicarbonato por orina pueden afectar gravemente la salud y el metabolismo normal de pollitos y ponedoras. El bicarbonato está cargado con “iones” negativos (HCO3¯) que deben formar complejos con “iones” cargados positivamente tales como el potasio (K), para ser excretados en la orina. Por otra parte, un estrés de calor excesivo puede conducir a la situación contraria de pH, es decir, a una situación de acidosis metabólica por disminución drástica de HCO3¯.

Debido a que el potasio es importante en el mantenimiento del equilibrio de agua intracelular (bombas iónicas), una pérdida excesiva de iones de potasio a través de la orina, reduce la capacidad del ave para mantener este equilibrio del agua. Por tanto, mientras las aves compensan las pérdidas de agua asociadas al jadeo consumiendo más agua, su retención en las células es limitada por la pérdida simultánea en la orina de electrolitos tales como el potasio (Belay et al., 1992). Beker y Teeter (1994) encontraron que la suplementación de agua con 0.5% de ClK a temperaturas de 26.7ºC condujeron a mejores crecimientos, aunuqe ésta temperatura no pueda ser considerada como una situación de estrés por calor. Otros estudios, sin embargo, no demostraron efecto alguno del KCl, o tan sólo un mayor consumo de agua (Smith y Teeter, 1992). El K en otras formas químicas – sulfatos, citratos y ortofosfatos – mejoraron el peso, y disminuyeron la mortalidad (Smith y Teeter, 1989; Shalaby y col., 1998).

Bottke y Harrison (1985) corrigieron el estado de alcalosis en pollos simplemente carbonatando el agua de bebida (mencionado arriba): observaron una mejora del peso y de la supervivencia frente a lotes que bebían agua directamente del grifo. Otros trabajos mejoran el crecimiento añadiendo Cloruro Amónico en pienso o en el agua de bebida (Teeter y Smith, 1986).

Hay numerosísimos trabajos en los que se estudia el efecto de añadir NaHCO3, en pienso o agua, para combatir precisamente lo ya comentado, una posible situación de acidosis metabólica, consecuencia de un desequilibrio previo de alcalosis. En ponedoras por ejemplo, la sustitución de parte del ClNa por NaHCO3, es práctica corriente y puede resultar beneficiosa en la producción de la cáscara del huevo. La suplementación con0.8% de NaHCO3, sin embargo, aumentó la mortalidad, especialmente en aves adultas, y por tanto no se recomienda (Díaz y Soto, 2002); Hayat y col (1999) demostraron que la suplementación con NaHCO3 desde 0.2 a 0.5% en pienso, mejoran el consumo de éste y el IC. Más lejos todavía, Abou-El-Ella y Ismail (1999), añadieron 1.0% de NaHCO3 en el alimento frente a 0.2 y 0.5% y encontraron mejores resultados, eso sí, en ambiente de calor y humedad relativa elevada. Algunos autores fijan ese 1.0% de NaHCO3, como nivel máximo aconsejado en cualquier situación. Por otra parte, la suplementación de bicarbonato bajo forma de KHCO3 ha resultado ser peor que las fuentes sódicas (Hayat y col., 1999).

Más allá de lo electrolitos, McCormick y col. (1980) concluyen que gran parte de la mortalidad en situaciones de estrés por calor puede reducirse manteniendo una relación Ca:P adecuada. Dicha relación, según el autor, guarda estrecha relación con el Ca encontrado en plasma; la supervivencia en pollos racionados fue superior cuando la dieta previa a ese periodo de restricción, estaba formulada con 0.3% Ca y 0.55% P, frente a 1.0% Ca y 0.5% P. Ya en 1990 (Orban y Roland), encontraron una interacción entre temperatura y P sobre la dureza ósea, las cenizas en tibia y en la mortalidad de los pollos. Cier y col (1992b) evaluaron el efecto de niveles variables de Pdisponible en piensos de pollos sometidos a calor en una región determinada de Israel: niveles por encima de 0.45% en arranque y 0.40% en crecimiento no mejoran ni el ritmo de crecimiento ni el IC. Incluso, niveles más elevados – 0.55 y 0.51%, respectivamente – provocaron camas húmedas.

Otros trabajos concluyen que los cambios en las relaciones en plasma de los distintos iones debido al estrés por calor conduce a una menor intolerancia frente a éste. Es por esto, entre otros motivos, que desde el punto de vista más práctico de la alimentación, la formulación, se intente mantener un equilibrio iónico determinado. Éste se considera a partir de los niveles de Na+K-Cl en la dieta total; se expresa en términos de mEq, usándose esta unidad sobre la base de que los minerales se encuentran en niveles bajos en los alimentos. Mediante el empleo del peso molecular de cada uno de estos iones y sus porcentajes en la dieta, se calcula el equilibrio iónico, en mEq, que establece que entorno a 250 mEq sería lo más normal en una dieta.

Teeter y Belay (1996) realizan una revisión en la que estudian cómo tratar a los pollos en condiciones de calor; llegan a la conclusión de que sólo existe un común denominador que aporta una correlación positiva entre tratamiento y respuesta positiva en ganancia de peso, y éste es el de incrementar el consumo de agua. Sus datos sugerían que lasdistintas suplementaciones en el agua de bebida alteraban el ritmo de crecimiento básicamente por un estímulo sobre los animales a un mayor consumo de agua.

Ya que un exceso de calor disminuye el consumo de alimento y nutrientes, el empleo de una adición a la dieta de electrolitos junto con vitaminas – en agua por ejemplo – es práctica bastante habitual en zonas cálidas. El empleo de vitaminas en situaciones de calor es práctica recomendada desde hace ya años (Faber, 1964). Aunque los distintos estudios al respecto no suelen ser concluyentes. La vitamina C (ácido ascórbico) parece tener efectos beneficiosos en situaciones de estrés por calor; los niveles de ácido ascórbico en sangre se ven reducidos en golpes de calor. Lyle y Moreng (1968), informaron de que el ácido ascórbico limitó el aumento de temperatura corporal durante un estrés producido por calor.

Más reciente, Kutlu y Forbes (1993) encuentran mejoras en pollos sometidos a calor excesivo y suplementados con vitamina C. Kutlu (2001) mejora el peso final al añadir entre 200-250 mg/kg pienso, además los 250 mg/kg mejoraron el rendimiento canal, produciendo canales más magras y con menos grasa. En el agua de bebida, Sayed y Shoeib (1996), añadieron 0.5 g/l, y mejoraron también el peso vivo final.

Añadiendo 250 mg/kg de vitamina E, Sahin y col (2001) concluyen que logramos reducir los efectos nocivos del estrés por calor en pollos. Sin embargo, niveles de 150 IU/kg de vitamina E, mejoraron el consumo de pienso y el IC, pero de forma no significativa (Morillo y col., 2000).

La vitamina B2, Riboflavina, mejoró la productividad de pollos sometidos a calor a niveles de 10 mg/kg (Kwon y col., 1999). Mientras, el ácido nicotínico – B3 – a niveles de más de 100 mg/l en agua de bebida, redujo algo las temperaturas corporales de broilers durante un estrés por calor, pero su efecto en rendimiento no se apreció (Ribeiro y col., 2001).

2.3- Consumo de agua, temperatura de la misma
El consumo de agua en pollos estresados por calor es crítico. Su importancia se realza cuando se señala que cerca del 80% del calor que el pollo disipa desde su cuerpo, lo hace por evaporación – jadeo -. Como ya hemos visto, el empleo de distintas sales en el agua de bebida altera el equilibrio ácido-base u osmótico, provocando un aumento de la ingesta de agua y alterando el equilibrio de agua. Aquellos pollos con balance positivo de agua están mejor predispuestos a mantener su temperatura corporal en homeostasis;esta relación cobra especial relevancia en el broiler comercial, ya que el estrés por calor aumenta la producción de orina, independientemente de cuál sea su consumo de agua, y fuerza al animal a beber más agua que la requerida tan sólo para reemplazar la perdida por evaporación.

El aumento del consumo de agua con ClK (visto anteriormente) y/o la disminución de la temperatura del agua elevan la capacidad de disipación de calor por evaporación, así como la eficiencia en el jadeo. Hay información que habla de logrando un aumento del 20% en la ingesta de agua sobre el consumo normal, supone una eliminación de calor por jadeo superior en un 30% al normal (Teeter y col., 1996). Los broilers actuales han perdido la capacidad de conservación de fluidos al estar en situación de excesivo calor, a diferencia de especies aviares salvajes.

La temperatura del agua de bebida ha demostrado ser un aspecto muy importante en la lucha contra el estrés provocado por calor. En la tabla 4 mostramos resultados de pruebas realizadas por Teeter y col (1996) en las que agua sometida a distintas temperaturas y enriquecida con ClK (0.5%), aumentaron el consumo de alimento, el crecimiento, cuando la temperatura del agua fue inferior a la corporal del pollito.

Tabla 4: Efecto de la temperatura y el ClK en broilers sometidos a estrés por calor.

Tres pruebas combinadas en 1 tabla
a,b,c,d: medias con letras distintas difieren significativamente (P<0.05).

 

2.4.- Retirada del pienso.
Dado que el consumo excesivo de alimento eleva la mortalidad en broilers bajo estrés por calor, podríamos especular que una disminución del consumo de pienso ayudaría a mejorar la supervivencia de las aves. Retirar la ración – racionar – y sus efectos en la supervivencia es algo documentado ya desde finales de los 70 (McCormick y col., 1979), que encontraron un efecto positivo al retirar el alimento 24, 48 ó 72 horas.

Teeter (1987), una vez más, nos muestra cómo racionamientos de pocas horas pueden ayudar en la supervivencia de los pollitos en estrés por calor (ver tabla 5).

Tabla 5: Efecto de la duración de la retirada del pienso sobre la habilidad del broiler para sobrevivir en situación aguda de estrés por calor (2 experimentos).
(1): 32.3 º C y Humedad relativa 55%
a,b,c,d: medias con letras distintas difieren significativamente (P<0.05).

 

La tabla nos muestra la importancia de retirar el pienso horas antes de que se de la situación de estrés térmico, mientras que después de comenzar éste, la retirada del alimento ya no supone ayuda alguna o muy poca. Un racionamiento de 6-8 horas parecería ser el máximo deseable, para seguir manteniendo un nivel productivo adecuado; 6 horas de retirada junto con 6 horas de estrés, serían ya 12 horas en las que los pollitos no comerían nada.

Para que esta técnica sea efectiva es importante sincronizar el racionamiento con el comienzo del estrés: para aquellos que así lo requieran, la temperatura corporal del broiler aumenta en 0.5 º C durante las fases iniciales de una situación de estrés por calor.

No hace falta ni mencionar que esta técnica debe aplicarse cuando lo que realmente preocupa es la mortalidad en la granja por calor, ya que los ritmos de crecimiento se pueden ver algo alterados.

3.- ¿Cómo puede ayudar la betaína?
La betaína, un extracto natural de plantas, puede compensar los efectos negativos del estrés térmico en avicultura. En el control del equilibrio de agua y la presión osmótica celular, especialmente en situaciones de estrés, las células utilizan las bombas iónicas, mecanismo que requiere un gasto energético importante. La betaína actúa como un osmolito, ión orgánico, que penetra en las células, aumentando la concentración osmótica intracelular, ayudando al pollito a retener agua en el interior de las células; este es un proceso que además supone un ahorro de energía importante para el animal.

El impacto positivo de la betaína sobre los resultados productivos de aves sometidas a estrés térmico ha sido demostrado ampliamente en ensayos llevados a cabo en todo el mundo.

En una prueba llevada a cabo en la Universidad el estado de Oklahoma, USA, los pollos fueron sometidos a un ciclo de temperaturas ambientales muy cambiante (12 horas a 24ºC, un ciclo de 3 horas de 24-37ºC, 6 horas a 37ºC, un ciclo de 3 horas de 37-24ºC).

La betaína mejoró la supervivencia, la ganancia de peso y el índice de conversión a los 48 días de edad.

Tabla 6. La betaína mejora los resultados productivos de broilers sometidos a estrés por calor desde los 19 a los 48 días de edad.
1 Betafin® BT (97% betaína) x P<0.06;
Universidad Oklahoma State, USA

El impacto positivo de la betaína en los resultados productivos se ha demostrado también en una unidad comercial de Tailandia. La prueba se llevó a cabo durante la época de calor (marzo-abril), cuando las temperaturas diurnas eran de 30-39ºC. Los resultados productivos de dos grupos de 15,000 aves se monitorizó desde los 23-43 días de edad.

A uno de los grupos se le dio un típico suplemento vitamínico en el agua de bebida durante tres días que estaban fuera del régimen, mientras que al segundo grupo se le dio betaína al 0.05% en el agua de bebida durante el mismo período. Los resultados en la figura 2 muestran que el IC del grupo tratado con betaína mejoró de 1.95 a 1.84 y la mortalidad cayó de 5.28 a 3.72% a los 43 días de edad.

Figura 2. La betaína mejora los resultados productivos de broilers expuestos a altas temperaturas ambientales (30-39ºC).

Figura 2. La betaína mejora los resultados productivos de broilers expuestos a altas temperaturas ambientales (30-39ºC).

3.1.- La betaína como donante de grupos metilo
La betaína es, además, un donante de grupos metilo, y puede reemplazar en su función de donante de CH3 , hasta un 15-20% la metionina de la dieta (10% del total de aminoácidos sulfúricos) y hasta el 100% de la colina de la dieta comercial para broilers, resultando en un ahorro del coste de la ración.

En el estudio con broilers llevado a cabo en la Universidad Agrícola de Atenas, Grecia, todo el cloruro de colina y aproximadamente el 15% de la metionina se reemplazaron con betaína (Betafin®, 750g/t). Las aves fueron expuestas a las temperaturas del verano, que llegaron a los 40ºC. A pesar de la reducción de los niveles de metionina/colina, la betaína mejoró significativamente el crecimiento (3.5%) y el IC corregido (6%) – tabla 7.

Tabla 7. La betaína mejora los resultados productivos de broilers expuestos a temperaturas de hasta 40ºC y alimentados con dietas con reducción de metionina y cloruro de colina.

a, b medias sin una letra común difieren P<0.05; 
1Betafin® S1 (96% betaína) a 750 g/tonelada en dietas con reducción de metionina ~ 15%; 
2Corregido 3 puntos/100g peso

Universidad de Agrícola de Atenas, Grecia. Danisco Animal Nutrition Technical Report: Betafin®.B.GRE.01.42

Conclusiones

? Los broilers son especialmente sensibles al estrés por calor, ya que el calor resultante del metabolismo aumenta al estar éstos creciendo, mientras que su capacidad de disipación de ese calor no mejora.
? Cuando el calor producido por los broilers supera al calor que son capaces de eliminar al medio ambiente, éstos entran en situación de estrés: la respuesta más natural del pollito en ese momento es disminuir el consumo de alimento en un esfuerzo por rebajar el nivel de calor del metabolismo normal del proceso alimenticio.
? Dentro de las medidas de las que el productor dispone en su intento por ayudar al animal en esta situación, cabe señalar las relacionadas más que nada con un mejor manejo de las naves – comederos, iluminación, ventilación, etc. – , además de las que hemos repasado en el trabajo, íntimamente ligadas a la alimentación.
? La concentración energética con mayor inclusión de grasa es una de ellas; cuidado con la calidad de la canal. Además, resulta eficaz el diseño de dietas bien equilibradas en aminoácidos esenciales, al tiempo que se reducen los niveles de proteína bruta de la ración.
? El empleo en agua de bebida o en forma sólida de vitaminas, minerales, electrolitos en general, también es apuntada como una forma más de ayudar al broiler en situación de estrés térmico: el efecto encontrado es un estímulo en el consumo de agua.
? Utilizar agua a temperatura inferior a la temperatura del ave es también un mecanismo a tener en cuenta.
? El racionamiento de los pollos varias horas antes del estrés, suponen una mejora significativa de la supervivencia de los pollitos.
? Los estudios realizados bajo condiciones de temperatura controlada, así como los ensayos prácticos conducidos bajo altas temperaturas ambientales, han mostrado el impacto positivo de la betaína en los broilers. Las mejoras en el crecimiento, en el índice de conversión y en el índice de supervivencia (o en el menor % de mortalidad), sugieren que la adición de betaína debería ser considerada como parte de una estrategia global, que incluiría además mejoras en el alojamiento y el manejo de las aves para minimizar el estrés térmico.

 

 

Publicado por:

http://www.engormix.com/MA-avicultura/nutricion/articulos/medidas-alimentacion-combatir-estres-t3957/141-p0.htm

OIE Certifica que República Dominicana está libre de la Influeza Aviar

SANTO DOMINGO, República Dominicana (EFE).- La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) ha establecido que República Dominicana está libre de la enfermedad de “influenza aviar”, lo que permitirá al país conquistar nuevos mercados internacionales y duplicar la producción nacional de pollos y huevos.

El ministro dominicano de Agricultura, Ángel Estévez, acompañado por la directora de Sanidad Animal y delegada del país ante la OIE, Lissette Gómez, y por el director general de Ganadería, Bolívar Toribio, presentaron en rueda de prensa los datos publicados en el boletín 2015-2 de la organización sanitaria el pasado mes de mayo.

Tomando en cuenta la información antes presentada por el país, y después de un periodo superior a 70 meses desde el cierre del último caso (26 de febrero de 2009), la delegada ante la OIE declara libre de influenza aviar a la República Dominicana a partir del 26 de febrero de 2015, explica el documento sanitario, en virtud del capítulo 10.4. del Código sanitario para los animales terrestres (edición 2014).

Durante el anuncio, Estévez dijo que las autoridades dominicanas continuarán dando pasos firmes para lograr avances significativos en materia de sanidad animal, hasta lograr colocar la pecuaria nacional al más alto nivel.

La autodeclaración del país libre de la influenza aviar es una muestra de que el presidente de la República, Danilo Medina, cumple con su promesa de colocar la producción agropecuaria nacional como uno de los tres pilares fundamentales para el desarrollo económico del país.

Aseguró, además, que desde su designación al frente de Agricultura, su prioridad ha sido la sanidad animal y vegetal de todo el país y la inocuidad agroalimentaria, para que los productores puedan tener ingresos óptimos y que los dominicanos y extranjeros reciban alimentos inocuos y sanos “el subsector avícola mantiene un ritmo constante de crecimiento y contribuye de manera dinámica a la economía nacional”, destaca el ministro.

Los eventos sanitarios de los últimos años indican que existían las condiciones para declarar al país libre de influenza aviar, ya que en más de 9.000 pruebas rutinarias realizadas, no se detectaron casos de la enfermedad.

Crean programa de vigilancia

Además, el Ministerio de Agricultura creó el Programa de Vigilancia Epidemiológica para enfermedades de las aves, a través del cual se realizó un muestreo nacional, científicamente diseñado, para dejar constancia, con registros, de la ausencia del virus de influenza aviar, y que sirviera para que los organismos internacionales como la OIE pudieran confirmar y validar que el país tiene controlada la situación sanitaria en aves.

El país dispone desde 2006 de un sistema de vigilancia continua basado en la notificación obligatoria para la detección temprana de enfermedades de las aves, un sistema de respuesta ante situaciones de emergencia zoosanitaria y capacidad diagnóstica para la identificación del virus.

Para estas actividades, la Dirección General de Ganadería cuenta con 46 médicos veterinarios y 50 auxiliares veterinarios, entrenados en la toma y transporte de muestras.

Lo más importante de esto es que existe un potencial en el área avícola que prácticamente permitirá duplicar los 15 millones de pollos que se producen mensualmente.

Si se logran nuevos mercados internacionales, se podría duplicar la producción, porque existen los galpones o capacidad instalada suficiente para alcanzar esa meta, y se reduce considerablemente el costo de producción.

http://acento.com.do/2015/economia/8280025-oie-certifica-que-rd-esta-libre-de-la-influenza-aviar/

LECCIONES APRENDIDAS DE LA INFLUENZA AVIAR

Marcela Uhart 1, William Karesh 2 y Kristine Smith 2

1 Global Health Program, Wildlife Conservation Society. Casilla de Correos 19,9120 Puerto Madryn, Chubut, Argentina. muhart@wcs.org
2 Global Health Program, Wildlife Conservation Society. 2300 Southern Boulevard,10460 Bronx, Nueva York, EEUU.

Resumen
La gripe aviar, cuyo principal reservorio natural son las aves acuáticas silvestres, se hizo famosa en el año 2006 con la creciente amenaza de una pandemia de la mano de la cepa altamente patógena H5N1. Si bien el temido desastre aún no ha ocurrido, una sucesión de hechos y omisiones contribuyen a que el riesgo permanezca latente. El virus de influenza aviar es uno de los tantos patógenos que, dadas las condiciones propicias, pueden afectar la salud de los animales silvestres, la salud pública, la conservación de especies, la producción animal, la seguridad alimentaria y la salud de los ecosistemas. La gripe aviar es una enfermedad globalizada, que logró derribar las barreras entre especies y las fronteras geográficas, favorecida por la falta de acción. Es de esperar que de ella hayamos aprendido que prevenir es mejor que curar.

Palabras clave: Aves silvestres; Conservación; Influenza aviar; Pandemia; Patógenos; Prevención.

Abstract
Lessons learned from avian flu
Avian flu, mainly natural to wild waterfowl, became famous in 2006 with the growing threat of a pandemic driven by the highly pathogenic strain H5N1. Even though the feared pandemic has not yet occurred, a succession of events and neglects contribute to an ongoing stage of risk. Avian influenza viruses are one of many pathogens which under appropriate conditions can affect the health of wildlife, humans, and domestic animals, as well as conservation, agriculture, food security, and the overall health of ecosystems. Avian influenza is a global disease, which overcame species and geographical barriers, favoured by the lack of action. We would hope that avian influenza has taught us that an ounce of prevention is worth a ton of cure.

Key words: Avian flu; Conservation; Pandemic; Pathogens; Prevention; Wild birds.

Durante el año 2006 casi todas las personas del planeta oímos hablar de la gripe aviar y debimos reconocer nuestra frágil condición frente a la amenaza de una pandemia (epidemia de una enfermedad humana de alcance mundial) sin precedentes. Los gobiernos y los organismos internacionales desarrollaron e implementaron planes para prevenir la diseminación de la enfermedad e intentar su erradicación. La industria privada debió reforzar sus planes de contingencia y medidas de bioseguridad. Miles de científicos y periodistas se convirtieron en expertos en influenza pandémica de la noche a la mañana, y se asignaron partidas millonarias a la investigación de esta mortal enfermedad. Las aves silvestres, otrora símbolo de paz en las pinturas de Picasso, de pronto se tornaron bichos endemoniados. Los gobiernos de países asiáticos y de Europa Oriental lanzaron campañas absurdas de matanza de aves silvestres para prevenir la diseminación del virus, a pesar de que más de 30 años de experiencia han mostrado que la única manera de controlar efectivamente la diseminación de esta enfermedad es mejorando las condiciones de higiene en las granjas y regulando el intercambio comercial avícola. En un momento en el cual millones de personas en el mundo se consideraban entusiastas observadores de aves, se les inculcó el terror de que éstas podrían diseminar la mortal gripe alrededor del mundo. Irónicamente, para 2007 la prensa occidental ya había perdido el interés en la influenza aviar, aún cuando el número de países y personas (y su seguridad alimentaria) afectadas o en riesgo era mucho mayor que el año anterior. ¿Habremos aprendido algo de esta experiencia?

Sobre la influenza aviar

Los virus de influenza aviar son virus ARN y, por lo tanto, se replican sin mecanismos de “protección” contra la mutación. En consecuencia, son frecuentes las alteraciones en su estructura genética. Siguiendo la teoría darwiniana, los genotipos que sobreviven son seleccionados en base a su capacidad de infectar y reproducirse en nuevos hospederos. Son estrategas “r”, que producen millones de descendientes de los cuales sobreviven solo unos pocos mejor dotados genéticamente 1.

Una característica singular de los virus de influenza es que son segmentados y que los segmentos de su genoma son intercambiables. Esto les confiere una enorme plasticidad y adaptabilidad. Algunos de los segmentos de genes afectan la forma en que los virus se adhieren a las células que infectan. Son las hemaglutininas (H), de las cuales se conocen 16 tipos diferentes. Otros segmentos de genes les confieren la capacidad de replicar y abandonar la célula infectada para infectar nuevas células. Son las neuraminidasas (N), de las que se conocen 9 tipos distintos 1. El virus de influenza aviar que ha puesto en jaque al mundo entero es el H5N1, denominado así por su hemaglutinina y su neuraminidasa. A lo largo de nuestras vidas estamos expuestos a una gran variedad de virus de influenza o gripe, con distintos segmentos genéticos (serotipos), para los que desarrollamos cierto grado de inmunidad. Desafortunadamente, dada la novedosa estructura genética del H5N1, no existen casi personas en el mundo con inmunidad adquirida por exposiciones previas.

Las 144 posibles combinaciones (16 de H y 9 de N) de virus de influenza aviar se denominan influenza tipo A, y pueden infectar aves y mamíferos, incluyendo a las personas. Los virus de influenza B y C infectan a las personas pero no se encuentran en las aves. Del mismo modo que un sinnúmero de virus y bacterias conviven con nosotros sin causarnos problemas, los virus de influenza aviar han convivido en relativa armonía con las aves silvestres acuáticas durante miles de años 2-4. Los ciclos mejor estudiados corresponden a aves acuáticas del Hemisferio Norte, en las cuales los virus se contagian durante la estación reproductiva, cuando se reúnen millones de individuos. Las aves infectadas descargan virus a través de sus heces, que infectan los cuerpos de agua en los que se congregan. Estos cuerpos de agua suelen congelarse luego de la reproducción, actuando como refrigeradores que preservan los virus hasta la primavera siguiente, cuando las temperaturas se elevan y las aves retornan 5. En general, las aves que se infectan diseminan el virus durante un período acotado de tiempo. Pero cada año nacen millones de nuevas aves susceptibles que se infectan, perpetuando el ciclo del virus. Además, los distintos hospederos (aves o mamíferos) pueden infectarse con varios serotipos de virus al mismo tiempo. Y los virus de influenza hacen lo que suelen hacer normalmente, multiplicándose e intercambiando segmentos de genes sin control. Así, constantemente se forman nuevos serotipos de virus, que son diseminados al ambiente a partir del cual infectan a otros hospederos y donde se mantienen año tras año 4,6,7.

Dado que esta relación entre aves acuáticas y virus de influenza aviar ha existido por siglos, las aves se han adaptado a ellos. De manera general, los agentes infecciosos necesitan de hospederos vivos para perpetuarse. Sin embargo, cuando se rompen las barreras naturales y la influenza aviar se transmite desde las aves silvestres a hospederos “anormales” como las aves de granja, el virus es capaz de causar enfermedad grave y muerte (dependiendo del serotipo) 7. Estos serotipos malignos se denominan de alta patogenicidad y representan una desventaja evolutiva para los virus 8. La estructura genética de estos virus altamente patógenos presenta dos sitios que le permiten reproducirse, uno de los cuales requiere de la acción de enzimas intestinales y el otro que le permite proliferar en cerebro, pulmón e hígado, causando infecciones masivas y rápidas 4,8. Cuando la mutación de alta patogenicidad H5N1 asiática pasó desde las gallinas a las aves silvestres, causó una gran mortandad en China 9,10. Este efecto no se había observado desde 1961, cuando otro virus de influenza aviar (el H5N3) causó mortalidad de gaviotines en Sudáfrica 11. Así, el virus asiático H5N1 altamente patógeno generó gran ansiedad entre los conservacionistas, quienes temieron una ola imparable de infección y mortalidad en aves silvestres, cosa que felizmente nunca ocurrió.

Diseminación de la influenza aviar

La cría peridoméstica de aves de corral para alimento es una práctica ancestral que continúa siendo muy común en muchas partes del mundo. Con anterioridad a la actual globalización que facilita el traslado de personas y animales alrededor del mundo en pocas horas, este tipo de prácticas domiciliarias no representaban un riesgo para la salud global, principalmente porque las aves se encontraban confinadas o morían antes de poder contagiar. Aún así, la gripe aviar de 1918 (conocida como gripe española) fue causada por un virus originado en aves (el H1N1) que se adaptó a las personas y causó la epidemia mundial más devastadora de la historia, acusando el récord de más de 50 millones de víctimas fatales 12. En el otro extremo se ubican las granjas avícolas altamente tecnificadas, que controlan rigurosamente el movimiento de personas, vehículos, equipamiento y aves en sus granjas, para evitar la introducción accidental de un patógeno oportunista. En estas operaciones industriales el personal cambia de vestimenta al ingresar y egresar de áreas con aves y los vehículos son desinfectados regularmente. De igual modo, no se permite el ingreso de aves o alimento que no provenga de un proveedor certificado como libre de patógenos.

La mayor parte de las producciones comerciales avícolas del mundo se ubican en algún punto intermedio entre los dos reseñados en el párrafo anterior. Son operaciones de gran escala pero con limitada capacidad de control de enfermedades. Solamente en Asia se crían más de 10000 millones de gallinas, patos y gansos en este tipo de prácticas. Y allí fue donde una cepa relativamente benigna de influenza aviar originada en aves silvestres mutó a la forma agresiva del H5N1, al pasar por aves domésticas 10,13,14. En condiciones naturales una enfermedad de alta letalidad se extinguiría en poco tiempo al matar a todos sus hospederos, pero en los sistemas artificiales este obstáculo natural es fácilmente superado, dado que continuamente se reponen animales susceptibles en los cuales los patógenos pueden reproducirse y mutar, manteniendo la cadena de infección 7.

A principios de este siglo, decenas de millones de patos y gallinas domésticos infectados con el virus H5N1 se movían libremente entre granjas y mercados. El uso de vacunas malas o mal aplicadas suprimió en muchos casos los signos de la enfermedad sin eliminar la infección, por lo que millones de aves domésticas infectadas continuaron diseminando el virus al ser trasladadas y comercializadas 14. Peor aún, como la producción asiática de patos se basa en gran parte en el pastoreo extensivo en arroceras, estos humedales se contaminaron y, a partir de allí, el virus infectó a las aves silvestres 15.

Además de los sistemas de producción que gatillaron el surgimiento de la forma altamente patógena del virus H5N1, los mercados tradicionales asiáticos colaboraron en su dispersión 16. En muchas partes del mundo, y en particular en sitios sin refrigeración o electricidad, es común que los animales sean vendidos vivos en los mercados. Los vendedores regresan a diario a sus hogares con aves no vendidas, mientras que las aves infectadas vendidas son trasladadas a otros sitios para consumo o para ser incorporadas a una granja. Al mismo tiempo, las aves no infectadas contraen fácilmente el virus en los mercados y pueden diseminarlo durante días antes de mostrar signos de enfermedad 17,18. En algunos de estos mercados donde se comercializan aves infectadas se venden también individuos de especies silvestres como mascotas (aves, reptiles y mamíferos), muchas veces traídas ilegalmente desde otros países o continentes. En los mercados, estos individuos provenientes de sitios distantes interactúan entre sí, con los animales domésticos y con las personas. De esta manera, el comercio de especies animales y sus productos, junto a los medios de transporte modernos, permiten que un virus restringido a un oscuro rincón del planeta aparezca de pronto en el otro extremo en cuestión de días 19,20. Es fácil observar cómo este contacto “artificial” entre especies desafía los límites naturales y brinda numerosas oportunidades para que los patógenos infecten nuevas especies. Dado que los virus y las bacterias se reproducen por millones cada hora, cualquiera de ellos con la más mínima ventaja genética podría adaptarse a vivir en una nueva especie, como por ejemplo las personas 19.

Prevenir es mejor

La mayor lección aprendida de epidemias pasadas es que podrían o deberían haber sido evitadas. Esto es algo que se olvida rápidamente y que da lugar a la errónea sensación de que, en materia de salud, los gastos en prevención tienen poca justificación. Lo malo del dinero invertido en prevención en salud pública es que si los efectos son los deseados, nadie lo nota (lo que llega a los titulares de los diarios son las malas noticias). Y lo mismo ocurre en salud animal. En el caso de los animales silvestres el manejo sanitario es mucho más complejo, debido a la limitada accesibilidad a los animales. Por ello, la prevención en salud pública y animal es crítica para proteger la salud de la fauna silvestre. Aunque prevenir la transmisión del virus de influenza aviar H5N1 desde las aves domésticas a las poblaciones silvestres resulte complejo, sigue siendo mucho más factible que intentar remover al virus de las aves silvestres migratorias 7. Dado que ha transcurrido casi un siglo desde la última pandemia, es natural que hayamos bajado la guardia en tiempos recientes. Pero aún no ha pasado el riesgo de una nueva pandemia 21. Desde 2005 se han gastado miles de millones de dólares en el desarrollo y abastecimiento de drogas antivirales humanas para combatir la eventual pandemia, pero mucho menos se ha invertido para eliminar a la enfermedad en sus orígenes, en las granjas y mercados de aves domésticas vivas. Si se dispusiera de los mismos recursos de manera estratégica en estos puntos, el riesgo de infección disminuiría significativamente 18.

No existe mucho que podamos hacer para enfrentar a las enfermedades globales si nos mantenemos aislados. Tanto la prevención como el control se basan en la comunicación y se fortalecen con la cooperación. Miles de investigadores se encuentran hoy estudiando la influenza aviar, pero a menos que sus descubrimientos sean rápidamente comunicados, sus alcances serán limitados. Lamentablemente, la cultura de “publicar o perecer” y la falta de elasticidad de las revistas científicas para aceptar artículos que incluyan información hecha pública (aunque inédita) se contrapone con lo que el mundo necesita para combatir las enfermedades emergentes. Afortunadamente, muchos investigadores, gobiernos y administradores están invirtiendo en la creación de redes y bases de datos públicas, disponibles en tiempo real 22. También se han dado grandes pasos en la vigilancia proactiva, monitoreando la salud de las personas y de los animales antes de que las enfermedades se conviertan en endémicas. Esto es esencial para prevenir brotes de gran escala e intervenciones costosas. La amenaza de la gripe aviar ha estimulado la creación de planes gubernamentales preventivos, el financiamiento de acciones de vigilancia y nuevas metodologías diagnósticas en todo el mundo 23-25. La Red Mundial para la Vigilancia de Influenza Aviar en Aves Silvestres (GAINS, siglas de Global Avian Influenza Network for Surveillance in Wild Birds) realiza acciones de vigilancia y brinda mecanismos para administrar y compartir información de libre acceso, y ha demostrado que decenas de organizaciones y cientos de investigadores de distintas disciplinas pueden trabajar de manera conjunta a escala global para contribuir a solucionar un problema común. La necesidad de mejorar y mantener este tipo de acciones aun cuando el interés público decaiga sería otra elemental enseñanza que nos deja la influenza aviar.

De todos modos, la principal lección aprendida continúa siendo que lo más importante al lidiar con enfermedades infecciosas de gran impacto potencial es hacerlo tempranamente, antes de que alcancen proporciones epidémicas. Haber invertido en el control y la prevención del virus H5N1 en sus inicios en Asia habría evitado que el mundo enfrentara el temor a una pandemia, salvado vidas humanas y sus medios de subsistencia, y prevenido la matanza de cientos de millones de aves de corral y la muerte innecesaria de decenas de miles de aves silvestres 26-28. Aún hoy, si los esfuerzos se centraran en el control y la erradicación de esta enfermedad en las aves de granja, se podría proteger a las personas y las aves silvestres, prevenir su expansión y mejorar la calidad de vida de millones de personas que dependen de la proteína y los ingresos provenientes de sus gallinas y patos.

Finalmente, la influenza aviar nos ha enseñado que el movimiento de animales domésticos y silvestres sin el control adecuado representa una seria amenaza para la salud mundial. La falta de reglamentaciones y la laxitud de su implementación, así como la inadecuada inspección y análisis de cargamentos pueden contribuir a la emergencia de nuevas enfermedades y su rápida diseminación global. Hemos alterado de manera irreversible las barreras protectoras entre especies y la separación geográfica que la naturaleza proveyó gratuitamente durante milenios, para beneficio de la humanidad.

Hoy es la gripe aviar, ayer fueron el virus HIV (SIDA) y el SARS (neumonía atípica). Los próximos, ¿nos encontrarán preparados?..

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